miércoles, 10 de junio de 2009

En 2040...




Volvía del parque con mis nietos y estábamos mucho felices, pues, habíamos hecho un sabroso picnic y jugado mucho. Cuando llegábamos en casa, Graciela me preguntó:

- ¿Abuelito, cómo era el mundo cuando eras joven?
- ¿Cómo así, cariño? Le pregunté
- Cuando tenías unos veinte y seis años, ¿cómo era su vida?

Graciela me dejó sorpreso. Había mucho tiempo que no me acordaba de i vida de joven. Pensé… Luego les dije:

- ¡Vengan! Vamos a comer el bocadito y empezamos esa conversación.

Graciela y Jorge se quedaron felices. Comieron con mucha prisa, pues querían opir la historia que yo iba a contarles. Así que terminaron ya estaban sentados en la sala de estar delante del sillón donde estaba yo.

- Bien, mis nietos. ¿Qué les gustaría saber?
- ¿Abuelito, cómo eran los coches? – dijo Jorge.
- ¿Y la comida? Dijo Graciela.
- Era muy diferente de hoy. Me acuerdo de que no había coches voladores como existen hoy. Y la comida era rica y bien variada, no eran píldoras.
- ¡No! ¿Y cómo las personas hacían para salir de casa? ¿Las calles eran mayores?
- ¡No, cariño! No existían tantos coches… Por eso, los hombres no precisaban usar el cielo para salir de sus casas.
- ¿Y la comida? – preguntó Graciela otra vez.
- Era sabrosa. Había leche, carne, vegetales y frutas. La naturaleza era rica y nos ofrecía muchas cosas.
- Pero, ¿había agua para hacer todo eso?
- Sí, había. Podíamos ducharnos muchas veces, lavar ropas y vasijas.
- ¿Y porque el agua se acabó? – dijo Jorge
- Por qué no la usamos con responsabilidad…

La conversación seguió llena de preguntas. Expliqué todo lo que querían saber y pensé mucho en como el mundo estaba diferente. La contaminación, el desperdício y el consumismo acabaron con el mundo. Terminé esa conversación diciendo que el mundo hoy es mejor… Pues la esperanza es la última que debe morir, pero, qué bien que mis nietos aún son niños, porque esa no es la verdad.

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